Testimonios
Algunos de los testimonios recolectados durante estos años.
Guío el camino a Dios a muchos niños y jóvenes.
Por empezar el fue el que guío el camino a Dios a muchos niños y jóvenes, nos enseño a ser buenas personas y a encomendarnos siempre a Dios y a la Virgen.
Se sentía unido a Jesús en la pasión.
Se sentía unido a Jesús en la pasión, pero nunca se sintió víctima. Veía la Cruz como un lugar de gracia y misericordia, de luz que da sentido a todo.
Necesitó poca tierra para cantar el poema de su vida.
Necesitó poca tierra para cantar el poema de su vida. No que su destino fuera el de la semilla que el sembrador dejó caer en tierras sin hondura para brotar pronto y secarse de inmediato a la salida del sol.
Las virtudes le sobraban.
Posiblemente Willy, como todas las personas, tenía más defectos, pero había algo seguro: «las virtudes le sobraban».
Amaba el sacerdocio.
Amaba el sacerdocio, lo llevaba en el alma, leía, estudiaba, escribía y rezaba buscando siempre la cercanía de Jesús y de María.
¡Él está feliz!
¡Él está feliz! Que en realidad eso fue siempre lo que él buscó, estar al lado de Dios.
Ese jueves a la tarde sólo le quedaban unas pocas horas.
Ese jueves a la tarde sólo le quedaban unas pocas horas, sin embargo quienes lo conocimos sabíamos que no iba a irse esa noche, sabíamos que iba a aguantar para irse en su día, no iba a hacerlo antes, iba a hacerlo «El día de los Santos».
Willy era misionero de alma.
Willy era misionero de alma. Su vida era misión. Cada encuentro con otra persona era especial (hablo de mi experiencia y la que han compartido conmigo otros amigos y amigas en común).
Te vi en el Hogar La Posada.
Te vi en el Hogar La Posada (Hogar de personas enfermas con HIV), ya enfermo, consolando a los enfermos. Te vi en el Altar de Dios, en cada Misa, y te vi ya en el cielo.
Te observé una y otra vez en la Iglesia.
Te observé una y otra vez en la Iglesia, solo, rezando silencioso y vi que era el don de la paciencia en la espera de la voluntad de Dios.
Tres grandes virtudes de Willy.
En esa escena están reflejadas tres grandes virtudes de Willy. Primero, la inmensa alegría con la que vivía este mundo. Segundo, el tiempo y la importancia que le dedicaba a cada una de sus tareas, y en tercer lugar, su admirable humildad para llevarlas a cabo.
Agradezco a Dios por haberte conocido.
Agradezco a DIOS por haberte conocido allí por los principios de la década del 90, días antes de que nos fuéramos de mochileros a Bariloche.
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Desde su internación en la Fundación Favaloro.
No quería dejar de escribirte en este día para compartir con vos todo este «magníficat» que tengo adentro, porque creo que sos una de las únicas personas que puede comprender esta alegría tan honda que estoy viviendo.
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Solemnidad de todos los Santos y el XIX Aniversario del Siervo de Dios.
Muchas gracias a todos los que pudieron asistir a la Santa Misa por la Solemnidad de todos los Santos y el XIX Aniversario del Siervo de Dios Guillermo Muzzio.