Desde su internación en la Fundación Favaloro, escribe el 12 de Septiembre a una amiga:
No quería dejar de escribirte en este día para compartir con vos todo este «magníficat» que tengo adentro, porque creo que sos una de las únicas personas que puede comprender esta alegría tan honda que estoy viviendo. Me gustaría poder contarte todo lo que viví en estos días pero no puedo porque es un poco dificultoso escribir por carta. Simplemente quiero que goces conmigo tanto amor que tengo dentro por Jesús y por su presencia tan humana en estos días.
Ofrezco esto: por las almas del purgatorio, para que estén pronto cerca de Dios derramando su perfume sobre todos los hombres. Por la evangelización que la Iglesia lleva adelante para ganar a todos para Dios. Por la pronta canonización del Cura Brochero y para que por intercesión de él y de María la Virgen, se derramen muchas gracias sobre todos los enfermos, sobre todo paciencia y fortaleza. Más adelante le dice a dos sacerdotes que lo visitan que «lo ofrece por la Diócesis y por las vocaciones».
Gracias Jesús por haberme tomado de la mano cuando caía al abismo. Gracias Jesús por sostenerme con tu presencia tan sentida y consoladora en esos momentos. Gracias Jesús por hacerme experimentar que en definitiva, cuando todo huye vos sos lo único que permanece. Gracias Jesús por estar al lado mío tan humanamente. Gracias Jesús por haberme aliviado cuando ya nada me podía aliviar. Gracias Jesús, gracias María por este encuentro. Jesús. María.
Gracias Jesús porque es tan simple todo. ¡Qué simple Jesús! todo lo complejo se reduce a algo simple y último: Jesús.
Padre nuestro, si se te va la fuerza y no puedo seguir peleando el día… O cuando la esperanza se hace tan larga, uno la esperanza quiere beber hecha de agonía o de Dios, pero cuando no sabe cuándo llega, larga y no se sabe bien de qué quisiera agarrarse e irse. En esos momentos es mas difícil hablar de la esperanza cristiana, precisamente porque uno la tiene, y entonces ya intentamos esperar en esa esperanza corta que se va aquietando. Ese vaso de agua a la orilla de un campo. Esa esperanza chica, buena, pero un poco para humanos y realistas.
Hay que hacer el camino con Jesús, camino como… Muchas veces se mete en Él, pasos de amor del que «ama». Dormir acompañado de Jesús que es lo mas verdadero, por que es el Mesías.
Vino Él, que simplemente estaba con su vestido más caminado y gastado, la cosa se acaba y ves que Él va a seguir acompañando.
Esperemos con Jesús… Él está ahí de diversos modos y de esta manera esto es una oportunidad. Quedándose sentado junto a nosotros humanamente y sencillo.