Testimonio de una joven del apostolado de Guillermo como seminarista.
Por empezar el fue el que guío el camino a Dios a muchos niños y jóvenes, nos enseño a ser buenas personas y a encomendarnos siempre a Dios y a la Virgen. Siempre con esa sonrisa, su humildad, su fe ciega en Dios y en la Virgen, nos enseño a poner nuestros problemas en manos de Dios y la importancia de la oración trasmitiendo paz y esperanzas con sus sabias palabras.