Beatificación y canonización

Siervo de Dios Guillermo Muzzio

Seminarista de la Diócesis de San Miguel

25 de Febrero de 1972 – 1 de Noviembre de 2002

Guillermo Muzzio

¿Qué es un santo?

La respuesta a esta pregunta la obtendremos guiados por el Catecismo de la Iglesia Católica. Allí se nos enseña lo siguiente:

2013 «Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad» (LG 40). Todos son llamados a la santidad: «Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5, 48):
«Para alcanzar esta perfección, los creyentes han de emplear sus fuerzas, según la medida del don de Cristo […] para entregarse totalmente a la gloria de Dios y al servicio del prójimo. Lo harán siguiendo las huellas de Cristo, haciéndose conformes a su imagen y siendo obedientes en todo a la voluntad del Padre. De esta manera, la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes, como lo muestra claramente en la historia de la Iglesia la vida de los santos» (LG 40).

2014 El progreso espiritual tiende a la unión cada vez más íntima con Cristo. Esta unión se llama «mística», porque participa del misterio de Cristo mediante los sacramentos —»los santos misterios»— y, en él, del misterio de la Santísima Trinidad (…)

2015 El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual (cf 2 Tm 4). El progreso espiritual implica la ascesis y la mortificación que conducen gradualmente a vivir en la paz y el gozo de las bienaventuranzas (…)

Ahora bien, de este llamado universal a la santidad, la Iglesia confirma que algunos de los que han seguido fielmente a Jesús, son un ejemplo de que la configuración con Cristo es posible. A estos se los llama: «santos canonizados».

Son hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos que han vivido de manera tal que en torno a ellos -e incluso más allá del ámbito en el que han vivido- se ha diseminado una verdadera fama de santidad. También están los que han muerto mártires, es decir, como testigos de la FE, entregando su vida y perdonando a quienes, por odio a Cristo o a sus enseñanzas, los han asesinado.

Todos ellos, así como antes de su entrada definitiva en la Vida Eterna, oraban intercediendo por los hombres y mujeres que les habían sido confiados, ahora –por Cristo, con él y en él- interceden de modo especialísimo por todos nosotros, al estar unidos -inseparablemente- a Dios.

Para saber cómo es el proceso por el cual la Iglesia reconoce y canoniza a estos santos, les recomendamos leer en esta misma página la sección: «¿Qué es una causa?»

¿Qué es una causa?

Por canonización se entiende el acto pontificio por el que el Santo Padre declara que un fiel ha alcanzado la santidad.

El proceso de canonización es uno de los procesos especiales que están regidos por una norma específica. Por la canonización, se autoriza al pueblo cristiano la veneración del nuevo santo de acuerdo con las normas litúrgicas.

La canonización actualmente es un acto reservado exclusivamente a la autoridad pontificia. Pero -sin dejar de ser de competencia exclusiva del Pontífice- al acto de la canonización precede un verdadero proceso judicial de los más rigurosos que existen en el mundo.

Baste decir que una causa de canonización se desarrolla generalmente durante decenios, y no es extraño encontrar causas que han durado siglos; para llegar a la canonización de un fiel se siguen varios procesos ante diversos tribunales -muchas veces en países distintos- e intervienen diversos organismos de la Santa Sede. Con el paso de los años, hasta llegar a la declaración de canonización, pueden haber intervenido decenas de jueces y oficiales especializados de la Santa Sede que examinan con detalle todos y cada uno de los pasos que se han dado.

Guillermo Muzzio
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