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Abren el proceso de canonización de un seminarista bonaerense.

El obispo Damián Nannini publicó el edicto de apertura de la causa y de la fase de investigación sobre la vida y virtudes heroicas, fama de santidad y milagros. «Willy» Muzzio murió en 2002 a los 30 años tras detectársele un Linfoma de Hodgkin.

El obispo de San Miguel, monseñor Damián Gustavo Nannini, publicó un edicto con motivo de la apertura de la causa de canonización del joven Guillermo Muzzio, seminarista de la diócesis.

Fue tras recibir el escrito de súplica del presbítero José Francisco Occhiuzzi, postulador de la causa de beatificación y canonización de Muzzio, en el que solicita formalmente el inicio de la causa del Siervo de Dios y de la investigación diocesana acerca de la “vida y virtudes heroicas como también sobre la fama de santidad y milagros” del joven seminarista.

El prelado invitó a la comunidad diocesana a procurar al postulador “noticias útiles mediante las cuales podamos inferir, de alguna manera, elementos favorables o contrarios acerca de la causa”, entre ellos, manuscritos, diarios, cartas y cualquier otro escrito privado.

Monseñor Nannini dispuso que esta información sea remitida a la diócesis hasta el 28 de septiembre de 2020, mediante correo electrónico cancilleria@obsanmiguel.org  o bien entregada en la sede del obispado, Urquiza 1769, San Miguel.

Con la sonrisa por la vida

Guillermo “Willy” Muzzio nació el 25 de febrero de 1972. Tercero de seis hermanos, se mudó de San Isidro a Bella Vista, provincia de Buenos Aires, poco antes de cumplir 5 años. Campamentos de jóvenes en su parroquia y actividades con el movimiento Aventura hacen perfilar su vocación sacerdotal, que termina de confirmarse tras misionar en el Chaco salteño con comunidades wichís. En el medio, la universidad y un terrible accidente de tránsito con consecuencias y dolores que sobrelleva con inmensa paz interior. “No se puede quejar del dolor porque a San Ignacio lo operaron sin anestesia”, recordaba.

En el seminario diocesano de San Miguel los testimonios coinciden en su profunda vida de oración: se levantaba primero que todos e iba a la capilla para rezar solo ante al Santísimo Sacramento, antes de la oración de Laudes. También se destacaba por su atención con los más pobres: cada vez que alguno se acercaba a la puerta del seminario, pedía que le avisen, y los atendía siempre con mucho cariño.

La caridad era el motor de su vida. En una ocasión escribió: “Descubriendo vivencialmente que sólo el amor nos hace capaces de vivir con mayor plenitud cada día, es que hoy quiero invitarte a vos que leas esta carta, a que no pierdas más el tiempo en vos mismo. Quiero invitarte a que todo lo que hagas, lo hagas movido por amor y pensando en el otro que tenés al lado, enfrente o más lejos”.

Cuando se le diagnosticó un Linfoma de Hodgkin, no pidió ninguna excepción para su vida en el seminario.

Muzzio pudo recibir la admisión formal a las Sagradas Órdenes y compartir años de apostolado como seminarista con distintas comunidades. Pero la enfermedad empeoró. E internado para un trasplante de médula ósea, escribió: “Ofrezco esto por las almas del purgatorio, para que estén pronto cerca de Dios derramando su perfume sobre todos los hombres. Por la evangelización que la Iglesia lleva adelante para ganar a todos para Dios. Por la pronta canonización del Cura Brochero y para que por intercesión de él y de María la Virgen se derramen muchas gracias sobre todos los enfermos, sobre todo paciencia y fortaleza”. También expresó hacerlo por la diócesis y las vocaciones sacerdotales.

Tras el trasplante, un proceso de infecciones fue apagando su vida. Partió a la Casa del Padre el 1 de noviembre de 2002, solemnidad de Todos los Santos. “Con la sonrisa por la vida” es el sentimiento con el que se lo recuerda.

Fuente: Valores Religiosos

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